Los jóvenes y la política en la actualidad…

José Núñez.-El tema del papel de la juventud en la política ha sido abordado desde diferentes visiones, y se puede notar que no existe ningún tipo de contradicción en lo importante y fundamental de nutrirse de los jóvenes para la permanencia y un futuro luminoso de las organizaciones políticas.

 

En  lo que si hay diversas versiones u opiniones, es en el rol que deben jugar, los cuales abarcan desde la simple militancia hasta ocupar el cargo de máxima jerarquía en la dirección política, incluyendo el de presidente, primer ministro o representante número uno de una nación determinada.

 

Y es que ciertamente los jóvenes son los representantes originales con las posibilidades de arrastrar consigo las transformaciones y cambios significativos en la cultura de los nuevos liderazgos políticos basándonos en el supuesto de que es para mejorar su entorno, la sociedad.

 

Pero aquí debemos partir sin dejar espacios a las dudas, que los jóvenes que se introduzcan en la actividad política o en cualquier tipo de estructura social, deben organizarse y formarse para que puedan crear un compromiso sólido y adquieran las experiencias que se anexarán a su originalidad en el accionar político con compromiso y transparencia.

 

En este contexto, vamos a realizar algunos razonamientos, los cuales van a ir centrados mayormente a las actitudes políticas tanto de los jóvenes como de los dirigentes con respecto al rol en la apertura hacia la real y efectiva participación de este sector.

 

Es que debe ser así, ya que la principal inyección de activismo político y compromiso cargado de las ideologías o pensamientos correspondientes hacia la juventud interesada en este aspecto, tiene que ser en primer lugar, de las escuelas políticas de los partidos y en un segundo y tercer escenario, desde las universidades e institutos de formación política, los cuales serían reforzados por charlas, seminarios, foros, simposios, encuentros, talleres y debates.

 

En otras palabras, este es el preámbulo de lo que debería ser la preparación para el relevo político, no ya la teoría de que el poder o la antorcha se arrebata, porque irreversiblemente, por un asunto biológico, éste, el Poder político y el de Estado se debe transferir más tarde o más temprano, pero es un hecho irreversible, y a fin de cuentas es lo que debe pesar.

 

También debemos observar, que una condición sine qua non para una inserción menos chocante de los jóvenes en las estructuras políticas a todos los niveles, es que deben, tienen que integrarse a las organizaciones o partidos políticos; no es cuestión  de estar activos en las redes sociales, deben ir al terreno de la praxis política, y aún así, enfrentarán unos que otros escollos entre sus propias gentes, entonces imagínese qué no les harán los adversarios.

 

Los jefes en las organizaciones políticas aparentemente no les interesa la participación de los jóvenes para que con esta energía nueva, fresca, se generen los cambios positivos a través de las experiencias acumuladas; solamente los requieren para tareas simples y para ganarse su apoyo en los tiempos de elecciones.

 

Otra variable que influye es el nepotismo que tiende a incrementarse mientras más longevos se hacen los partidos políticos y sus dirigentes en nuestras sociedades, es que prefieren muchas veces los puestos burocráticos Premium (en embajadas y consulados, consejos de administración, subdirecciones generales,…), para sus vástagos u otros familiares, y no para los jóvenes que se los han ganado con sus aportes o trabajos de militancia política.

 

Es más, en las organizaciones políticas para engancharse en un cargo de cierta importancia en el Estado, prima el ser el hijo o pariente de que el tener una militancia activa, reconocida y hasta de cierta jerarquía, esa es la realidad.

 

No es que los jóvenes no tengan participación política y se les reconozca, el asunto está en que los limitan internamente en su accionar y prácticamente suelen llegar hasta donde los que realmente dirigen les interesa.

 

Es bien sabido que los jóvenes per se no son ambiciosos, les interesa más la participación que tener poder, quieren ser más participes en la justicia social, en el desarrollo sano de su país, luchan por la igualdad en todos los aspectos. Son de pensamiento sano y por demás, no  están comprometidos con un pasado ni un presente negativo.

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